
Todas las niñas del barrio éramos de barro
olíamos a carne y mierda
teníamos el culo roto y las uñas pintadas de nacimiento
lanzábamos besos al aire
y manoseábamos a nuestros hermanos chicos
Dios nos miraba desde arriba
y nos subía la falda
y nos enviaba al abuelo
o al vecino.